Nombró a Estambul, con su complejidad y sus sonidos; a Cuzco con sus capas; a Quito con su belleza; a Manhattan con su diversidad. A Sao Paulo, Buenos Aires, Madrid, Montevido y Roma. Pero se detuvo en la que le quita el sueño, su favorita, para la cual trabaja y por la cual se preocupa especialmte : su Córdoba. “Amo Córdoba y sufro cuando veo el deterioro de sus espacios, la marginalidad creciente. Ojalá se pudieran mantener procesos de cuidado y gestión”.
Inspiradores. A Mónica la inspira la naturaleza, las ciudades, la propia arquitectura, el arte en general, la realidad y lo que nos rodea; el proceso de dibujar, escribir o hacer un objeto, el intercambio con colegas, las materias en sí: “verlas, tocarlas, sentir su aroma”.