La manera en que se concibe la profesión, la arquitectura o cualquier otra, puede variar con el tiempo, adaptarse a los avances de la tecnología o evolucionar de diferentes maneras. Sin embargo, existen convicciones profundas que trazan un camino sostenido y coherente. Tal es el caso de Adolfo Mondéjar quien, desde el comienzo, consideró que la arquitectura debía estar ligada a la enseñanza y a la Universidad y así procedió.
El tesoro de Mondejar, la biblioteca del estudio.
“Estoy en la Universidad desde los 25 años, yo concibo así mi profesión; desde los 26 años hasta la actualidad he sido profesor”, rememora. La retroalimentación es la clave. “Un chico que llega a la facultad no sabe arquitectura pero sabe ciudad, es un ciudadano que te está enseñando permanentemente. Y en la Universidad tenés que investigar. Y en las investigaciones participan muchos actores de diferentes edades. Ese vínculo es fundamental. Es lo que te hace crecer. Unos aportan experiencia, otros una mirada de juventud, actualidad y muchas ganas de trabajar. Te aproxima a cosas. Eso que se genera y que para mí es fundamental”, explica desde su estudio de calle Avellaneda en pleno barrio Alta Córdoba.
Formado en el post- modernismo y recibido en un día histórico, el del regreso de la democracia de la mano de Raúl Alfonsín, Adolfo es hoy titular de la cátedra de Arquitectura II de la Universidad Nacional de Córdoba, está a cargo de los trabajos finales de carrera y comparte pasión y profesión con su esposa, la arquitecta María del Carmen Fernandez Saiz y su hija Rosario.
“Los mejores arquitectos de Córdoba han sido compañeros míos en la Facultad, hemos sido compañeros de cátedra con Mendoza, Hoobs, Mónica Bertolino, Carlos Feretti, Carlo Barbaresi. Eso te hace crecer, eso te da la universidad”, sentencia con firmeza.
Adolfo con sus colegas de la FAUD - UNCLos comienzos y la relación con Ferrocons
Café mediante y en el día más frío del año, Adolfo aporta calidez desde la humildad de sus expresiones y su forma de repasar una carrera que lo vinculó durante muchos años a Antonio “Kuki” Pérez, el creador de Ferrocons.
“Yo empecé en el estudio de José Salim y años más tarde, después de una sociedad con mi hermano Carlos y Daniel Agnolon, comencé a hacer exposiciones con el Kuki en el Portal. Tenía 30 años. El primer año sacamos el primer premio y el Kuki me dijo: yo no te tenía nada de fe, la verdad es que has demostrado” recuerda con una sonrisa y algo de nostalgia.
“Al año siguiente hicimos el segundo portal (el loft de un artista con María Finocchietti) y sacamos de nuevo el primer premio. Y entonces Kuki me motivó con la idea de que si sacábamos nuevamente el primer premio me daba a mí la posibilidad de hacer el shopping (se refiere a la casa central de la empresa ubicada en Juan B. Justo). Y lo ganamos. Ganamos el primer premio por tercera vez consecutiva. El shopping fue para mí muy importante. Lo hicimos solos en el estudio con el Kuki. La relación arquitecto-cliente era tremenda. Hicimos una obra muy compleja con una estructura muy simple. Obviamente esa obra fue una bisagra para mí. Sin dudas los Pérez han sido parte de mi carrera”.
La otra bisagra: los concursos
“Me gusta mucho el proyecto, el diseño. Siempre hemos apostado a hacer concursos públicos y eso te lleva un tiempo tremendo pero te hace reflexionar sobre la arquitectura, te hace formar equipos, te abre posibilidades y finalmente te posiciona, sobre todo en el panorama local”, afirma Adolfo y continúa: “en este estudio está mi hermano Pablo, también arquitecto y socio sobre todo en los concursos. Hemos trabajado en proyectos en Alemania y Suiza y en el plano nacional hicimos el Colegio de Abogados y también el Colegio de Arquitectos. Un enorme desafío: la casa de los arquitectos, que se terminó el año pasado recién después de más de 10 años de obra”.
Concurso en Suiza – Ampliación escuela Zürich con el arquitecto Pablo Mondejar.Colegio de Arquitectos de Córdoba -Ph:Federico CairolliLo artesanal como bandera
“Concibo la arquitectura como algo muy artesanal. No saco nada “con fritas”. Nos manejamos con un estudio de pequeña envergadura, en el cual intentamos que no se nos escape nada de cada proyecto. Nos lleva (y se lo dedicamos) mucho tiempo la producción, la vuelta a ver y reveer las cosas. Es un proceso formativo que me llevó muchísimo tiempo. Frente a los proyectos me gusta tener una mirada transversal, que rara vez es lo que se espera”.
“Hoy los clientes que llegan al estudio saben que vamos a intervenir sobre sus ideas. Y en el afán de evitar el choque, entre lo que el cliente tiene en su cabeza y el proyecto que nosotros vamos a presentarles, no mostramos ninguna imagen. Es como que el cliente está esperando un avión y le mostrás un Fiat 600 o al revés, espera un Fiat y le mostrás un avión. Entonces lo que hacemos es mostrarle el chasis y tratamos que lo interprete. Empezamos por las plantas. A partir de entonces llega el proceso en que el cliente empieza a aceptar la idea y a vincularse. De eso se trata un poco el trabajo que hacemos y es lo que me gusta. Tengo la suerte de trabajar de lo que amo hacer y hago lo que siento. Cualquier cosa que yo vea que no está dentro de nuestro compromiso no lo hacemos directamente”, expone Mondéjar con la coherencia y la determinación de un largo camino recorrido.
“La sustentabilidad primaria”
“Para mí lo primero y más importante la sustentabilidad pasiva. Si tenés un terreno con árboles no los tenés que sacar. Me perturba el tema del talado”, analiza Adolfo reivindicando una vuelta a las cuestiones básicas de este principio.
Dúplex en Terrazas de La Estanzuela – Ph: Gonzalo Viramonte
“La sustentabilidad no siempre pasa por recuperar el agua, hay tantas cosas que se deben cuidar antes. Hay un principio de sustentabilidad anterior que es el que no podemos lograr desarrollar. Antes de recuperar el agua hay que encargarse, por ejemplo, de separar la basura, de saber dónde van a ir los escombros”.
“El principio de sustentabilidad pasa por ahí: un cliente que tiene un terreno con pendiente y lo quiere rellenar está sesgando un suelo natural. Se equivocó de terreno, es algo que no se debe hacer. Estos son los principios de sustentabilidad que yo defiendo como primera medida, como primarios”, finaliza.
Repensar las ciudades
Con la pandemia del coronavirus atravesando al mundo, las actividades y todas las disciplinas; Adolfo identifica un cambio notable en la cabeza de la gente que empieza a pensar que tiene que “salir de la ciudad” lo cual para él “se aparta de una ciudad sustentable y densa”.
“Tenemos actualmente un proyecto basado en la relocalización de ciertas actividades en la periferia de la ciudad. Fue un proyecto que vino a causa de la pandemia. y lo que genera es que tengamos cada vez ciudades más dispersas, con una densidad alta en el centro que se va aplanando hacia la periferia” contextualiza Mondéjar.
Terrazas de La Estanzuela – Ph: Gonzalo Viramonte
“Yo soy fanático de las ciudades centralizadas donde puedas moverte caminando o en bici, compactas y sustentables en sus espacios habitables y espacios verdes” (A.M.)
“También en Latinoamérica hay ciudades modelo como Medellín con un transporte público moderno por el medio y las paradas que se fueron cosiendo estratégicamente. Un telesférico, escaleras mecánicas y grandes proyectos (como una hermosa biblioteca pública) en los lugares más carenciados. Lo espectacular del ejemplo de Medellín está basado en el transporte público y las intervenciones públicas culturales y deportivas”.
El sentido común, al que Adolfo hará referencia en varios pasajes de la charla como el “menos común de los sentidos”.
Fuentes inspiracionales
“A la arquitectura hay que estudiarla, yo la concibo así. No es una fuente creativa que te sentás y te sale algo. Proyectar es recabar información y decodificarla en programas, espacios y relaciones del lugar. Es estudiar y estudiar. Estudiar a Kahn, Le Corbusier o Mies. Estudiar a Mario Roberto Alvarez, a Testa o a la arquitectura nórdica; a Lacaton Vassal. Estos últimos dictan la arquitectura de hoy. Me interesa particularmente la arquitectura de austeridad total de estos franceses, la concepción de la arquitectura sin nada escondido, donde todo está a la vista. Resignifican, además, el concepto de lujo que ya no pasa por lo que antes se entendía como tal sino que tiene que ver con asignar y recuperar espacios”
Uno de los preferidos en la biblioteca del estudio Mondejar.
Para Mondejar la inspiración viene también de la mano de sus colegas, de sus pares con los cuales comparte la misma pasión, la idea de hacer y pensar arquitectura. Consultado por algunos nombres, explicó que son “muchísimos” y nombró al equipo que integra junto con Pablo Mondejar, Francisco Figueroa Astrain, Rosario Mondejar, Marcos Alonso, Adriana Barberis y Lu Medina Millet.
“En el plano de compartir y confrontar ideas son muchos los que nos acompañan por ejemplo en las cátedras a las cuales pertenezco. A nivel personal: Carlo Barbaresi, Agustín Berzero, Alejandro Soneira, Juan Balsa y un grupo, para mí selecto, de amigos y amigas en distintas partes del país, Latinoamérica y otras partes del mundo. La arquitectura nos amontona”
“Me inspira la gente que mira la arquitectura de una manera reflexiva y propositiva, que sabe hacer y también parar a tiempo (tal vez lo más difícil) y que te nutre en el intercambio”, resume.
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